Investigadores que participaron en los seguimientos indicaron que gracias a la interceptación de los teléfonos celulares, determinaron que esta banda hurtaba entre tres a cinco autos diariamente.
La Policía identificó que entre las 19 personas había miembros de dos familias y delinquían dentro de una organización que se encargaba de robar los vehículos en centros comerciales, parqueaderos y bahías de conjuntos residenciales. También desguazaban los autos para comercializar las autopartes en almacenes de Cali. Algunos carros de alta gama eran vendidos en el Eje Cafetero y Ecuador.
Negocio de familia
Un agente que participó en el operativo manifestó que ocho de los detenidos pertenecían a familias que tenían antecedentes por varios delitos, incluidos el hurto de carros. Cinco de ellos eran ‘Los Jaramillo’, y los otros tres eran los hermanos Arcila.A través de las interceptaciones las autoridades conocieron que los hombres eran contactados por una persona que les solicitaba vehículos, especificando la marca y la serie.
Los hombres comenzaban a recorrer en motos o carros las calles de Cali. Casi siempre salían en parejas y su objetivo eran las bahías de los conjuntos residenciales del sur de la ciudad, desde el barrio El Lido hasta El Ingenio.
“En los operativos no detuvimos mujeres. Pero nos dimos cuenta que para no levantar sospechas a veces se estacionaban a un lado del carro que iban a robar. De copiloto llevaban a una mujer –familiar o cónyuge de ellos-, entonces se hacían pasar como una pareja que estaba conversando”, relató uno de los policías que realizó las pesquisas.
Los agentes descubrieron que los delincuentes en algunas ocasiones seguían a los clientes de algunos supermercados.
Esperaban que ingresaran al establecimiento. Luego de confirmar que las víctimas tardarían varios minutos para hacer el mercado, avisaban al cómplice para que en menos de diez minutos abriera el carro, evadiera los sistemas de seguridad y huyera.
Nuevo sistema
Los policiales descubrieron que la banda utilizaba una varilla adecuada con una pesa para destruir el sistema de encendido y poder arrancar el vehículo con un destornillador. Los ladrones también desactivaban el sistema de alarmas.Los datos recolectados por la Policía y la Fiscalía indican que los delincuentes llevaban los vehículos robados a lava autos, parqueaderos y bahías de Cali.
En los lava autos se hacían pasar como los dueños de los automotores, los dejaban por varias horas esperando que otra persona los reclamara.
En las otras zonas podían dejarlos por varios días, de esta forma verificaban que los autos no tuvieran un sistema de vigilancia satelital y fueran ubicados.
Los ladrones también tenían enlaces con otros delincuentes encargados de llamar a las víctimas para cobrar ‘rescates’ y devolverles los vehículos. Las relaciones se extendían a comerciantes de autopartes del centro de Cali que también se encargaban de desguazar los carros.
Los autos que eran vendidos eran llevados hasta Ecuador y el Eje Cafetero. Las autoridades investigan si tenían la complicidad de funcionarios de secretarías de Tránsito para falsificar los documentos de propiedad.
Modus operandi
La banda delincuencial era contactada por un hombre que al parecer tenía enlaces con compradores de vehículos robados.Los detenidos robaban los vehículos en la madrugada y entre las 6:00 p.m. y 10:00 p.m.
En los registros fueron halladas las partes de un vehículo Kia Picanto, dos armas de fuego y $25 millones.
A los hombres se les imputó los delitos de hurto calificado y agravado, extorsión, receptación y concierto para delinquir.
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